Bernaldo de Quirós
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Bernaldo (o Bernardo) de Quirós (1675 - 1710) es el nombre por el que se conoce literariamente a Francisco Bernardo de Quirós y Benavides, el único escritor en lengua asturiana del siglo XVII junto a Antón de Marirreguera del que se conserva alguna obra.
Es importante no confundirlo con el autor de teatro en castellano Francisco Bernardo de Quirós (1580 - 1668), ni con el militar del mismo nombre (1650 - 1708).
La vida de Bernaldo de Quirós es bastante oscura, aunque pertenecía a una de las familias de mayor renombre de la Asturias del siglo XVII. Es probable que el Bernaldo de Quirós al que nos referimos se el mismo que nació en Lena hacia 1675, participó en la Guerra de Sucesión española en el bando de Felipe V y murió siendo todavía joven en la batalla de Zaragoza.
Parece que fue un poeta renombrado en su época y que compuso un número importante de obras. Así, González de Posada cuenta que siendo estudiante llegó a copiar un volumen entero con sus propias obras, "todas ellas romances". Sin embargo, sólo llegó hasta nuestros tiempos el poema El caballu.
El caballu es un romance de 330 versos que adopta la forma epistolar. El autor alaba las cualidades de un caballo que el narrador quiere venderle al alférez mayor de Oviedo para que lo monte en las funciones reales y lleve el pendón de la ciudad. En el poema destaca el tono paródico y la ironía, que junto a otros recursos como las hipérboles o las imágenes forzadas, lo convierten en un ejemplo típico de la estética barroca, según comenta el profesor Ramos Corrada.
[editar] Juicios sobre el autor
La obra de Bernaldo de Quirós recibió alabanzas de diversos autores, entre las que destacan las del Padre Feijóo y, ya en tiempos actuales, las de Xuan Xosé Sánchez Vicente:
«Era sujeto de exquisita vivacidad y penetración, de portentosa facilidad y elegancia en explicarse, de admirable facultad memorativa, insigne Poeta, Historiador, Humanista, Matemático, Filósofo. Sobre todo, la valentía de su numen poético, y la gracia y agudeza de su conversación, tanto en lo festivo como en lo serio, excedían a cuanto yo puedo explicar. Certifico, que las pocas veces que logré oírle, me tenía absorto y sin aliento para hablar una palabra, tanto por no interrumpir la corriente de las preciosidades que derramaba, cuanto por conocer que todo lo que yo podría decir parecía cosa vil a vista de la variedad y hermosura de sus noticias, juntas con la facilidad, energía, y delicadeza de sus expresiones.» (Benito Jerónimo Feijóo: Teatro crítico universal, tomo 4, discurso 14, sección XXIII).
«Este es el mejor poema, quizás, de la literatura asturiana. Es desde luego el más libre de influencias catellanas, no por los aspectos externos, sino fundalmente por razones de índole interna; porque el mundo referencial y conceptual de la lengua es esencialmente bable, aunque el tema sea netamente ciudadano.» (Xuan Xosé Sánchez Vicente, prólogo a la Esbilla de poesíes en llingua asturiana, 1979).
